Me agarraron por los pies y por la axilas y me lanzaron en una superficie algo acolchada y angosta, me arrancaron la ropa, me metieron un tubo por el pene y uno por la garganta al mismo tiempo y después me metieron otro en la garganta para aspirarme la saliva; de pronto una chica me empezó a golpear el pecho mientras daba órdenes y más ordenes, luego siguió una descarga que separó mi cuerpo de la superficie para luego dejarme caer violentamente; ya allí perdí la paciencia así que me paré y me fuí y los dejé allí, encima de mí.
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no estaba muerto, estaba de parranda